Una de las razones básicas por las cuales escribo menos es que, contrariamente a lo que uno podía suponer fumar menos marihuana me quema el cerebro. Tengo un abuelo al cual no lo dejan morirse del que preocuparme, unos mil ochocientos apuntes que renuevo todos los viernes y que leo para que se me ocurra aunque más no sea una idea para una monografía o un puto paper (sí, llegué a la categóría de escribir papers que es lo más parecido a que un oficinista se mude a una oficina más cerca del jefe), un guión de una peli que no me dejó dormir normalmente durante nueve u ocho días, Easton Ellis, tengo a Easton Ellis y leo Menos que Cero y la verdad es que lo suyo era un camino, lo suyo es la carrera más corta hacia el éxito. Es como si Flash corriera los 100 metros; le hace falta dar un solo paso para llevarse todo.
Porque es verdad, Menos que Cero es una mierda que sólo podía aspirar a convertrise en un ícono de MTV de los 80, de un MTV que dejaba espacio para la rebeldía del lado de afyera. Sin emabrgo, al compararlo con American Psycho ves que todo estaba ahí, que Menos que Cero era el huevo de la serpiente; que lo que faltaba era una idea tan sencilla como suponer que tu padre al que odiás es un asesino serial.
Pero todavía extraño.
31.7.07
21.7.07
reciclaje1
El otro día, en pleno proceso de recontrare-escritura de guión soñé con un tipo que estaba en las vías del tren a la espera de que alguien lo rescate; el tren se acercaba y el metal contra la cabeza del tipo se iba calentando haciendo que incluso tuviera que esforzarse por levantar la cabeza. Cuando el tren estaba a escasos metros, me di cuenta que no quería esa muerte y lo puse debajo de las vías.
Estas son algunas cosas que podrían llamarse reciclaje de la historia que armamos con el eterno socio
Estas son algunas cosas que podrían llamarse reciclaje de la historia que armamos con el eterno socio
Hay dos vías por las cuales se llega al Führer: el amor o la razón. Greta eligió la primera; Hitler es para ella no sólo el hombre que vuelve a poner a Alemania de pie, no sólo es el que venga las deudas históricas del pueblo germano, sino que además es su padre, su amante y su esposo. Greta, en el fondo, es el blanco de toda la propaganda nazi. Greta termina enamorándose perdida y ridículamente de Hitler; cada foto, cada noticia, cada avance en el frente soviético es guardado por Greta en un cuaderno donde va pegando ordenadamente (demasiado ordenadamente) los recortes, anotando la fecha, el origen de la nota y unas breves notas donde hace constar su opinión.
La progresión de la obsesión puede observarse en ese mismo diario. Los comentarios del inicio tienen solo palabras de aliento, consignas, esvásticas y banderas alemanas. Comenzada la guerra, Greta comienza a escribir cartas al Führer; estas cartas son cortas, respetuosas pero que denotan admiración
La progresión de la obsesión puede observarse en ese mismo diario. Los comentarios del inicio tienen solo palabras de aliento, consignas, esvásticas y banderas alemanas. Comenzada la guerra, Greta comienza a escribir cartas al Führer; estas cartas son cortas, respetuosas pero que denotan admiración
Amado Führer:
La línea Marginot no puede sobrevivir demasiado tiempo; al menos no lo puede hacer contra el corazón y la bravía de nuestro pueblo, guiado por usted, un hombre decidido a implantar el bien en el mundo y desviarnos de lo que es foráneo y, por tanto, ajeno al espíritu bondadoso y valiente de nuestras Valkirias.
Es poco lo que puedo hacer desde aquí por nuestra causa, la que usted señala tan correcta y claramente. Sin embargo, mientras espero que sus fuerzas espirituales y morales lleguen sobre este pueblo de cuasi salvajes, recuerdo nuestra Alemania y rezo por usted y por todo lo que cree.
LARGA VIDA AL FUHRER
LARGA VIDA A LA ALEMANIA DEL NACIONALSOCIALISMO
Más entrada la guerra, cuando comienzan a avanzar sobre la Unión Soviética, las “cartas” de Greta cambian de tono.
- Amado Adolf:
Como te he contado ayer, sueño de mujeres y envidia de mis amigas, desde mis clases de piano, estoy tratando de enseñarles a estos pobres seres, lo bueno y lo recto de nuestra historia y cultura política.
Hay algunos padres que no sólo parecen no entender, lo cuál sería esperable, sino que además, parecen inculcar en estos niños ideas obscenas e incorrectas, como el comunismo, el sindicalismo no nacionalista y la subversión del orden natural que impone nuestra superioridad, demostrada a cada rojo que cae bajo nuestra invencible aviación.
Sé que no puedo conservar tu vida y la garantía de lo correcto sólo con mi amor de mujer, por lo que te envío esta lista de posibles sospechosos:
Barneche, Mario: Garanto 170, casa 5
Feldman, Esther: Roca 12
Feldman, Saúl: Roca 12
Feldman, Jacobo: Roca 12
Tornesti, Aquiles: Hotel de la República, habitación 524
SOLO EL OCEANO PUEDE CONTENER TODO MI AMOR
Greta H.
Cuando Hitler abandona el frente soviético, el papel de la nota periodística del día se halla escrito con carbón y húmedo por las lágrimas. Sin embargo, el comentario es de un tenor inquietante.
Mi vientre daría mil hijos tuyos; con ellos construiríamos un verdadero ejército que fecunde a todas las mujeres de bien y tendríamos un ejército de diez millones de hombres. Las madres transmitiríamos en la gestación nuestro amor hacia ti y sería un amor que no pueda romper ninguna mano del hombre, ninguna mentira comunista o judía. Y yo seria feliz cada vez que un hijo salga de mi vientre, aunque sólo sea porque recuerde cuando fui fecundada por Dios.
29.6.07
Como rompen las pelotas los franceses o cómo casi ayer me voy de putas
Ayer tendría que haber llamado a dos putas. Lo más curioso de todo es que la idea se me ocurrió únicamente cuando terminé de leer La Posibilidad de una Isla.
Leer Houellebecq es una experiencia bastante extraña: se deja leer, es, a veces, entretenido y uno se enoja mucho con el personaje, Daniel1. El punto es por qué uno se enoja con Daniel1. Supuestamente, Houellebecq es una especie de niño malo de la literatura francesa, un provocador, un polemista, un inteligente defensor de la derecha política.
Y claro, todos esos motes hacen pensar que es lógico pelearse con el autor; eso es lo que lleva a que todos quieran leer a Houellebecq como el signo de disconformidad, de rebeldía frente a la cultura occidental-liberal, si es que algo más o menos inteligible como eso existe. Sin embargo, pelearse por eso es una estupidez. Hay algo mucho peor que ser un tipo de derecha.
La verdad es que una sola vez fui de putas, aunque varias veces fui a cabarulos de muy diversa índole. Nada demasiado interesante, salvo, quizás, el retorno a la efervescencia adolescente; porque hay que reconocerlo: ir a un cabarulo es una actividad que rara vez se hace de manera solitaria; al menos, hacerlo de esa forma equivale a hacerse consciente de que uno tiene un par de problemas. Problemas son los que tiene Houellebecq.
¿Dónde reside exactamente la rebeldía, el carácter contestatario de su prosa? Alguien me lo podría decir? Yo no lo veo. Para mí que no está; para mí que es una mentira que sea un contestario lúcido. Y esto por dos cosas.
Cosa1:
El discurso de Daniel 1 es exactamente igual al discurso de mi abuela; mi abuela no entiende Internet, mi abuela no entiende por qué en el programa de Tinelli hay tantas tetas, mi abuela no entiende qué tiene de interesante Gran Hermano. Mi abuela no extrae muchas conclusiones de acá más que “bueno, el mundo cambió.” En cambio, para Daniel1, el mundo no solo cambió sino que cambió para peor. El pasado era mejor, como diría exactamente Abe Simpson. Y no cualquier pasado, sino el pasado que él mismo vivió.
Una de las partes más aburridas de La posibilidad de una Isla es cuando el clon de Daniel1, Daniel25 descubre viejos restos de la civilización humana que desapareció hace un milenio, la misma humanidad en la que vivió Daniel1.
“Luego emprendí una exploración completa del castillo, donde descubrí numerosos objetos de fabricación humana, algunos de ellos en buen estado de conservación. Todos los que incluían componentes electrónicos y pilas de litio destinadas a conservar los datos durante los cortes de corriente se habían deteriorado irremediablemente con el paso de los siglos; así, dejé a un lado los teléfonos móviles, los ordenadores, las agendas electrónicas. Por el contrario, aquellos aparatos que sólo constaban de piezas mecánicas y ópticas habían resistido muy bien en su mayor parte.”
Es decir, el mundo cambió para peor (Objetivamente, esa es la ridiculez, no está la ridiculez en el canto elegíaco, sino en dotar a eso de objetividad (Comparar con, por ejemplo, Roth, Philip: Elegía)).
Pero, claro, ahí no termina la cosa, sino no habría cosa2; la cosa 2 tiene que ver con el papel Histórico que se adjudica Daniel1 en la evolución.
Cosa2
No sé nada de darwinismo y de teoría evolucionista pero tengo un amigo que tiene muchos libros (diría yo, demasiados) sobre el tema y pueden preguntarle a él. Pero no tengo duda que Darwin nunca pensó que la evolución era un proceso que se producía rápidamente; es decir, un individuo de una especie no puede contemplar como su especie se modifica para poder sobrevivir. Houellebecq, que rompe tanto las pelotas a lo largo del libro con la evolución parece, no sé si olvidarse pero sí no preocuparse por esta cláusula empírica.
Ir de putas es más bien triste si el camino no está regado pro demasiado alcohol o demasiadas drogas; enamorarse de una puta no es tan triste como preocupante.
Daniel1 no sólo es el protagonista de La posibilidad de una isla sino que también es el protagonista del comienzo del cambio irreversible del mundo; cambio que culminará con la destrucción de la humanidad y el surgimiento de los neohumanos. Y de alguna forma lo que cuenta la novela es la transición de un tipo que no entiende mucho por qué tiene que haber una transición al tipo que la entiende: y la entiende por qué el mundo actual, en el que vive, es una mierda que inexorablemente tiene que llevar al fin de la humanidad. Digamos que ahí está la parte conservadora de Houellebcq; ¿pero dónde está lo interesante de esa parte conservadora?
La única respuesta que se me ocurre es que lo interesante parece estar en la crítica de lo actual, motivada más que nada por ser actual. Pero
¿Dónde está la novedad, la rebeldía, la denuncia airada de esto?
Un hombre de la prehistoria escribe en su cueva que los tiempos que vive son terribles mientras por la puerta de la cueva aparece el ojo de un dinosaurio. Él también hace una denuncia. ¿Qué es La Divina Comedia sino el paraíso de un resentido que manda a todos a los que odia a distintas capas del infierno? En uno de los recintos del noveno círculo del Infierno está fray Alberigo, señor de Faenza; ochocientos años después; quién carajo es? Bueno, de lo que no se da cuenta Houellebecq es justamente de eso; que no se puede ver cómo cambian las cosas. Que los cambios, al menos, los verdaderamente más importantes son a largo plazo. Y en el largo plazo, como diría Keynes, estamos todos muertos.
Y una última cosa. La inmortalidad que alcanza Daniel1 es llamada ridículamente inmortalidad: supuestamente, todos están contentos porque como podés clonar tu código genético y generar un nuevo ser, sos inmortal. Pero eso no es así. En ningún punto es así. La inmortalidad no es clonarte; la inmortalidad es no morirte.
Leer Houellebecq es una experiencia bastante extraña: se deja leer, es, a veces, entretenido y uno se enoja mucho con el personaje, Daniel1. El punto es por qué uno se enoja con Daniel1. Supuestamente, Houellebecq es una especie de niño malo de la literatura francesa, un provocador, un polemista, un inteligente defensor de la derecha política.
Y claro, todos esos motes hacen pensar que es lógico pelearse con el autor; eso es lo que lleva a que todos quieran leer a Houellebecq como el signo de disconformidad, de rebeldía frente a la cultura occidental-liberal, si es que algo más o menos inteligible como eso existe. Sin embargo, pelearse por eso es una estupidez. Hay algo mucho peor que ser un tipo de derecha.
La verdad es que una sola vez fui de putas, aunque varias veces fui a cabarulos de muy diversa índole. Nada demasiado interesante, salvo, quizás, el retorno a la efervescencia adolescente; porque hay que reconocerlo: ir a un cabarulo es una actividad que rara vez se hace de manera solitaria; al menos, hacerlo de esa forma equivale a hacerse consciente de que uno tiene un par de problemas. Problemas son los que tiene Houellebecq.
¿Dónde reside exactamente la rebeldía, el carácter contestatario de su prosa? Alguien me lo podría decir? Yo no lo veo. Para mí que no está; para mí que es una mentira que sea un contestario lúcido. Y esto por dos cosas.
Cosa1:
El discurso de Daniel 1 es exactamente igual al discurso de mi abuela; mi abuela no entiende Internet, mi abuela no entiende por qué en el programa de Tinelli hay tantas tetas, mi abuela no entiende qué tiene de interesante Gran Hermano. Mi abuela no extrae muchas conclusiones de acá más que “bueno, el mundo cambió.” En cambio, para Daniel1, el mundo no solo cambió sino que cambió para peor. El pasado era mejor, como diría exactamente Abe Simpson. Y no cualquier pasado, sino el pasado que él mismo vivió.
Una de las partes más aburridas de La posibilidad de una Isla es cuando el clon de Daniel1, Daniel25 descubre viejos restos de la civilización humana que desapareció hace un milenio, la misma humanidad en la que vivió Daniel1.
“Luego emprendí una exploración completa del castillo, donde descubrí numerosos objetos de fabricación humana, algunos de ellos en buen estado de conservación. Todos los que incluían componentes electrónicos y pilas de litio destinadas a conservar los datos durante los cortes de corriente se habían deteriorado irremediablemente con el paso de los siglos; así, dejé a un lado los teléfonos móviles, los ordenadores, las agendas electrónicas. Por el contrario, aquellos aparatos que sólo constaban de piezas mecánicas y ópticas habían resistido muy bien en su mayor parte.”
Es decir, el mundo cambió para peor (Objetivamente, esa es la ridiculez, no está la ridiculez en el canto elegíaco, sino en dotar a eso de objetividad (Comparar con, por ejemplo, Roth, Philip: Elegía)).
Pero, claro, ahí no termina la cosa, sino no habría cosa2; la cosa 2 tiene que ver con el papel Histórico que se adjudica Daniel1 en la evolución.
Cosa2
No sé nada de darwinismo y de teoría evolucionista pero tengo un amigo que tiene muchos libros (diría yo, demasiados) sobre el tema y pueden preguntarle a él. Pero no tengo duda que Darwin nunca pensó que la evolución era un proceso que se producía rápidamente; es decir, un individuo de una especie no puede contemplar como su especie se modifica para poder sobrevivir. Houellebecq, que rompe tanto las pelotas a lo largo del libro con la evolución parece, no sé si olvidarse pero sí no preocuparse por esta cláusula empírica.
Ir de putas es más bien triste si el camino no está regado pro demasiado alcohol o demasiadas drogas; enamorarse de una puta no es tan triste como preocupante.
Daniel1 no sólo es el protagonista de La posibilidad de una isla sino que también es el protagonista del comienzo del cambio irreversible del mundo; cambio que culminará con la destrucción de la humanidad y el surgimiento de los neohumanos. Y de alguna forma lo que cuenta la novela es la transición de un tipo que no entiende mucho por qué tiene que haber una transición al tipo que la entiende: y la entiende por qué el mundo actual, en el que vive, es una mierda que inexorablemente tiene que llevar al fin de la humanidad. Digamos que ahí está la parte conservadora de Houellebcq; ¿pero dónde está lo interesante de esa parte conservadora?
La única respuesta que se me ocurre es que lo interesante parece estar en la crítica de lo actual, motivada más que nada por ser actual. Pero
¿Dónde está la novedad, la rebeldía, la denuncia airada de esto?
Un hombre de la prehistoria escribe en su cueva que los tiempos que vive son terribles mientras por la puerta de la cueva aparece el ojo de un dinosaurio. Él también hace una denuncia. ¿Qué es La Divina Comedia sino el paraíso de un resentido que manda a todos a los que odia a distintas capas del infierno? En uno de los recintos del noveno círculo del Infierno está fray Alberigo, señor de Faenza; ochocientos años después; quién carajo es? Bueno, de lo que no se da cuenta Houellebecq es justamente de eso; que no se puede ver cómo cambian las cosas. Que los cambios, al menos, los verdaderamente más importantes son a largo plazo. Y en el largo plazo, como diría Keynes, estamos todos muertos.
Y una última cosa. La inmortalidad que alcanza Daniel1 es llamada ridículamente inmortalidad: supuestamente, todos están contentos porque como podés clonar tu código genético y generar un nuevo ser, sos inmortal. Pero eso no es así. En ningún punto es así. La inmortalidad no es clonarte; la inmortalidad es no morirte.
25.6.07
Dale Globo!!!
Llegué a votar a las seis menos un minuto. Reclamé las cámaras de televisión por ser el último votante de Capital Federal. No llegaron.
Mientras pensaba en la ridiculez de haber ido a votar en ese horario sólo para depositar un sobre vacío, el bastante triste pueblo de Parque Patricios auguraba futuros asesinatos y guerras intestinas contra sus vecinos del barrio de Boedo. Un auto enfundado en mil millones banderas de Huracán daba vueltas al Parque; de una de sus ventanillas bajas asomaba una bandera de Huracán; en el asta de la bandera una mano artrítica de una anciana de más de 80 años. El hijo, que conducía, la instaba a flamear más la bandera al grito de "Mamá, la puta madre, sé feliz!!! Ganó Huracán!!!". La madre sólo atinaba a agitar un poco más la bandera con el globo, aún sin ser consciente de si se debía a un nuevo ataque o a que la felicidad se hubiera instalado sobre ella.
Llegué a mi casa y Macri bailaba y saltaba, tal como lo había practicado en la Academia de Candidatos con escasas ideas propias. Rápidamente, volví al parque con mi bufanda de Huracán. Mi mamá me contó horrorizada que luego de las 10 de la noche, sólo quedaban mujeres tomando tetra brik y hombres atenazados a cerveza. Y sí. A veces somos felices en Parque Patricios.
16.6.07
la lectura no-feminista de una novia errante
La verdad es que al Complejo Tita Merello habría que aniquilarlo. Un festival de Cine de la Clase Obrera, comandado por una mesa transportada de alguna agrupación política de izquierda de cualquier facultad, parecía estar intentandolo.
Una novia errante es una película más bien sorprendente; no tanto porque genere sorpresas y giros importantes en la historia sino por lo que uno espera y lo que termina recibiendo. La pareja protagonista (Katz-Hendler) se están peleando en un ómnibus; éste llega a Mar de las Pampas pero la que baja es ella, queriendo pensar que su novio se confundió y no se bajó. Otra opción hubiera sido la que yo me había imaginado con el trailer, que ella se bajara mientras él estaba dormido, dándose cuenta que no tenía sentido continuar la relación. Eso hubiera puesto algún tipo de acción positiva en la protagonista; sin embargo, eso no pasa.
Los cuatro días que Katz pasa en Mar de las Pampas parecieran ser los peores de su vida; constantemente quiere retomar el contacto con Hendler, llamarlo, leer sus mails, etc. Etc. Eso no pasa. Otra de las opciones era armar una película de género (feminista) relatando cómo una mujer puede rearmar su vida luego de una separación de una pareja que, al menos en principio, parece insensible al reclamo femenino. Sin embargo, lo realmente sorprendente es que la película no va por ahí sino por un camino bastante más interesante que parecería consistir en mostrar qué es lo que piensa un hombre de una novia despechada y abandonada.
La novia errante peleando porque el locutorio es más caro de lo que ella supone; la novia errante queriendo cogerse (por despecho, obvio) a un tipo cualquiera y no consiguiéndolo; la novia errante emborrachándose; la novia errante no pudiendo olvidar a su expareja y negándose a un Portaluppi obsesionado (que no para de demostrar que el casting de Dominicci fue perfecto); y, claro, la última escena es la confirmación de la hipótesis psicológica más clásica que un hombre sostiene frente a su expareja.
Una novia errante es una película más bien sorprendente; no tanto porque genere sorpresas y giros importantes en la historia sino por lo que uno espera y lo que termina recibiendo. La pareja protagonista (Katz-Hendler) se están peleando en un ómnibus; éste llega a Mar de las Pampas pero la que baja es ella, queriendo pensar que su novio se confundió y no se bajó. Otra opción hubiera sido la que yo me había imaginado con el trailer, que ella se bajara mientras él estaba dormido, dándose cuenta que no tenía sentido continuar la relación. Eso hubiera puesto algún tipo de acción positiva en la protagonista; sin embargo, eso no pasa.
Los cuatro días que Katz pasa en Mar de las Pampas parecieran ser los peores de su vida; constantemente quiere retomar el contacto con Hendler, llamarlo, leer sus mails, etc. Etc. Eso no pasa. Otra de las opciones era armar una película de género (feminista) relatando cómo una mujer puede rearmar su vida luego de una separación de una pareja que, al menos en principio, parece insensible al reclamo femenino. Sin embargo, lo realmente sorprendente es que la película no va por ahí sino por un camino bastante más interesante que parecería consistir en mostrar qué es lo que piensa un hombre de una novia despechada y abandonada.
La novia errante peleando porque el locutorio es más caro de lo que ella supone; la novia errante queriendo cogerse (por despecho, obvio) a un tipo cualquiera y no consiguiéndolo; la novia errante emborrachándose; la novia errante no pudiendo olvidar a su expareja y negándose a un Portaluppi obsesionado (que no para de demostrar que el casting de Dominicci fue perfecto); y, claro, la última escena es la confirmación de la hipótesis psicológica más clásica que un hombre sostiene frente a su expareja.
10.6.07
5.6.07
Política de minorías
Primero, probó con los pobres. No lo contagiaron. Segundo, probó con los discapacitados. No lo contagiaron.
En exclusiva, el candidato a vicepresidente de PRO.
En exclusiva, el candidato a vicepresidente de PRO.
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